¿Cuáles son los alcances y beneficios del juego
sensomotor en la práctica psicomotriz?
A través del juego sensoriomotor podemos lograr que el niño
alcance el primer nivel de expresividad motriz que se correponden con las
sensaciones internas del cuerpo, especialmente el equilibrio. También conseguimos que el niño desarrolle su
habilidad de trepar y se sienta reconocido. Además, favorece los
deslizamientos, la iniciación en el salto (poco a poco va venciendo sus miedos),
el equilibrio, el contacto corporal, giros, arrastres lentos y rápidos.
También estimulan las
sensaciones propioceptivas, haciendo que el niño se sienta seguro y le ayuda a
reconocerse y a abrirse al conocimiento del espacio. Y trabajan con juegos de
objetivo presimbólico (aparecer y desaparecer) y también juegos de
persecución (implica la capacidad de
descentración).
Por otra parte, el juego sensomotor también nos ayuda a
introducirnos en el juego simbólico, que interviene en la elaboración de imágenes de identidad y permanencia del
sujeto y después del objeto.
Este juego también nos ayuda en la unión y separación o independencia del adulto. Son capaces de
descubrir sus dificultades para cambiar de roles y las vivencias más inconscientes unidas al placer y culpabilidad
en la unión y separación del adulto.
También desarrollan las habilidades de empujar y destruir,
cosa que hace que el niño consiga dominar su entorno y lo pueda modificar con su acción
(imprescindible para la consecución de la identidad y seguridad del niño).
¿Cuáles son los alcances y beneficios del juego simbólico
en la práctica psicomotriz?
El juego simbólico ayuda al niño a ponerse en el lugar del
otro, desarrollar personajes y suspender propiedades reales de los objetos para
imaginar otras posibilidades de utilización en el juego.
También nos ayuda a realizar escenas sin el apoyo de los juguetes.
Desarrollan la capacidad de imaginar y desarrollar
diferentes juegos con el material que se propone. Además de aprender a trabajar
en grupo y construir espacios cerrados que les den seguridad y otros abiertos
para compartir.
Son capaces de buscar contactos sensuales y afectivos y
hacer intercambios a distancia.
Además les ayudan a afianzar la coordinación óculo-manual,
que es básica para aprender la lectoescritura. También aprender a controlar sus
movimientos y a adoptar diferentes roles, actuando de manera dinámica.
Son capaces de evocar situaciones de su realidad cotidiana.
Les ayuda a secuenciar y ordenar sus vivencias y expresarlas mediante el juego.
Se establecen relaciones de complicidad y afectividad.
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